sábado, octubre 13, 2012

LA PARODIA DEL ENFRENTAMIENTO

Matamos militares, matamos jubilados, matamos gente que viaja en tren, matamos ciudadanos que entran el auto de noche pero si una sociedad mata un bebé indefenso no tiene sentido ni razón de ser. No sirven las leyes, ni los semáforos, ni los impuestos, ni los museos, ni las escuelas, si no se puede proteger al indefenso. Sólo un Juez voto en contra en la Corte Suprema, el más vulnerable de los jueces fue el más valeroso. Entiendo que toda esta parodia del veto de Macri y las denuncias penales, el falso enfrentamiento con Lubertino, y la Corte Suprema de Injusticia fueron parte de un vals de dos tiempos para crear una zona liberada para el aborto. Todas las mujeres del país o de latinoamérica que deseen descartar un hijo sólo tendrán que venir a la Ciudad de Buenos Aires y decir que fueron violadas. Turismo abortista.
Lo consiguieron finalmente. Lo que no pudieron hacer ingresar por la puerta del frente lo ingresaron por la ventana.
 El periodismo no informa que ya se realizó el aborto. Nada dice al respecto pese a que reclama ser la voz de la ciudadanía. No se quejen después cuando los obligan a bajar la persiana.
 Se salieron con la suya. Un niño que tenía vida y expectativa de vida, hoy se encuentra en una bolsa de plástico, en la basura. 
La bandera está manchada con sangre inocente. En lo que a mi respecta, cargo con la culpa de haber votado  un partido que nunca se pronunció sobre el aborto. No va a volver a pasar. Mis manos también están manchadas de sangre pero aprendí que todo lo demás no importa, no importan las líneas de subte, ni las plazas con bancos modernos, ni el Colón renovado, ni nada. La Ciudad mató un inocente y volverá a hacerlo, cada vez con más naturalidad. La violación es una excusa que esconde la comodidad y el facilismo. La Ciudad elaboró un protocolo para el crimen y lo hizo con nuestros impuestos y riéndose en nuestra cara.
Macri, al igual que la Kirchner y el resto de los gobernantes creen que llegan a un sitial de poder para enseñarnos a vivir según sus creencias. No entienden que sólo están allí para realizar un mandato, no para engañarnos, ni dirigirnos, ni adoctrinarnos, ni influenciarnos.
No existe diferencia entre Macri o Kirchner. Ambos son dos caras de la misma moneda. Se necesitan, se utilizan, se complementan para reinar de espaldas a la ciudadanía.

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