sábado, diciembre 22, 2018

Cerca de la NAVIDAD...


Vayan estas palabras como saludo navideño. Un saludo exótico, por demás, pues en tanto tengamos presos políticos en Argentina las Navidades nunca serán del todo felices.

Cerca de la Navidad, al salir de misa, delante de todos sus hijos… siete en total. El mayor de ellos de 14 años. Todos terminaron salpicados por la sangre y resto de  tejidos del Prof. Carlos Alberto Sacheri. Experiencia que, sin duda, no olvidarían jamás.  Fue asesinado por la facción ERP 22 de agosto el día 22 de diciembre de 1974.

Hoy se cumple un nuevo aniversario del asesinato del Profesor Carlos Alberto Sacheri. No es mi intención hacer una semblanza del Prof. Sacheri. Ya la han hecho muchos otros en forma muy calificada.

Paradójicamente voy a dedicar estas palabras a sus asesinos. No para homenajearlos, desde ya, sino para advertir a las nuevas generaciones que no vivieron este drama sobre la calidad moral de quienes cometieron el crimen. Esos que querían “liberarnos” asesinando a un civil, un profesor, delante de toda su familia, por haber cometido delito de opinión. Es que el Prof. Sacheri combatía en el campo de las ideas con sus libros, sus artículos y sus enseñanzas a la Teología de la Liberación.

Y no me voy  a extender mucho más, sólo quiero pedirles que lean la carta que el ERP  envió a la Revista Cabildo para atribuirse la autoría del crimen. La erudición de quien elaboró esas palabras nos advierte que debió ser obra o bien de un sacerdote o de un seminarista pues no todo católico de a pie está en condiciones de dispensar estas letras. Reflexionemos hasta dónde el marxismo se enquistó en la médula de nuestra sociedad pervirtiendo lo más querido, lo más Santo, convirtiendo el Amor y la Paz del Cordero en una sucia lucha armada por el Poder sobre la Tierra.

Reflexionemos sobre el cinismo de estas palabras en boca de un sacerdote…


Dirigida al Director de “Cabildo” en marzo de 1975

Sr. Director de la revista Cabildo D Ricardo Curutchet

¡Presente!

Carísimo hermano en Cristo Rey:

Nos dirigimos a usted con la confianza que nos dan los dos contactos mantenidos con la comunidad nacionalista católica y la revista Cabildo, su más digno exponente, en las personas de los queridísimos, aunque extintos profesores Jordán B. Genta y Carlos A. Sacheri. Nos guía la certeza de que seremos atendidos por Vd. con la caridad cristiana que ilumina cual antorcha sagrada, su cosmovisión escolástica, virtud ésta enseñada por Cristo y de la que fueron devotos fervorosos Santo Tomás y San Agustín.

No pretenderemos referirnos a las circunstancias del fallecimiento de los profesores nombrados, sólo haremos mención de algunos detalles que los rodean. Enterados de la ferviente devoción que los extintos profesaban a Cristo Rey, de quien se decían infatigables soldados, nuestra comunidad ha esperado las festividades de Cristo Rey según el antiguo y nuevo “ordo missae” y ha permitido que los nombrados comulgaran del dulce Cuerpo de su Salvador para que pudieran reunirse con Él en la gloria, puesto que en este Valle de Lágrimas eran depositarios de la Santa Eucaristía. Como información fidedigna le comunicamos, un tanto apenados, que el difunto Sacheri no comulgó ese aciago domingo en el que concurrió por última vez a la prolongación del sacrificio de la Cruz. Nuestro enviado le dio una oportunidad, pero, oh… desatino, él no supo aprovecharla y lamentamos que esté pagando sus culpas veniales en el purgatorio (no queremos pensar que haya caído en el Fuego Eterno).

Como sabemos que Ustedes y sus allegados también profesan con tan sagrada unción una devoción sublime al reinado de Cristo en la Tierra, nos vemos en la obligación de solicitar las fechas que guarden alguna relación con esa festividad sagrada, puesto que según el “ordo missae” no figura en el año litúrgico otra festividad similar en lo inmediato. Para su comodidad nos permitimos sugerirle el Domingo de Ramos, en el que Cristo, montado humildemente en un jamelgo, es coronado victoriosamente Rey de los Cielos y de la Tierra.

Para tranquilidad suya le aseguramos que nos comunicaremos con Usted o… con alguno de sus “soldados de Cristo Rey”, quizás de manera un tanto repentina y no exenta de violencia, cuando se hallen en estado de Gracia y hayan participado del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Divino Redentor. Por este sagrado motivo le sugerimos que no haga diagramar la próxima tapa de su digna revista, pues le ahorraremos el trabajo de buscar el tema, tal cual lo hemos hecho en los dos números anteriores y hasta le adelantamos el original. Esperamos que tenga oportunidad de decirnos si es de su agrado; si así no fuera queda a su criterio diagramarla, pero recuerde, el tema lo pondremos nosotros.

Esperamos no haber abusado de su valioso tiempo y nos atrevemos a pedirle que interceda ante Dios, con el diálogo de los justos, por la salvación de nuestras almas. Nos despedimos ofreciendo a Dios Padre, por Cristo, con Cristo y en Cristo todo el honor y toda la gloria de nuestras acciones, por los siglos de los siglos. Amén.

Fdo. Ejército de Liberación 22 de Agosto.