Vayan estas palabras como saludo navideño. Un saludo
exótico, por demás, pues en tanto tengamos presos políticos en Argentina las
Navidades nunca serán del todo felices.
Cerca de la Navidad, al salir de misa, delante de todos sus
hijos… siete en total. El mayor de ellos de 14 años. Todos terminaron
salpicados por la sangre y resto de tejidos del Prof. Carlos Alberto Sacheri.
Experiencia que, sin duda, no olvidarían jamás. Fue asesinado por la facción ERP 22 de agosto
el día 22 de diciembre de 1974.
Hoy se cumple un nuevo aniversario del asesinato del
Profesor Carlos Alberto Sacheri. No es mi intención hacer una semblanza del
Prof. Sacheri. Ya la han hecho muchos otros en forma muy calificada.
Paradójicamente voy a dedicar estas palabras a sus asesinos.
No para homenajearlos, desde ya, sino para advertir a las nuevas generaciones
que no vivieron este drama sobre la calidad moral de quienes cometieron el
crimen. Esos que querían “liberarnos” asesinando a un civil, un profesor,
delante de toda su familia, por haber cometido delito de opinión. Es que el Prof.
Sacheri combatía en el campo de las ideas con sus libros, sus artículos y sus enseñanzas
a la Teología de la Liberación.
Y no me voy a
extender mucho más, sólo quiero pedirles que lean la carta que el ERP envió a la Revista Cabildo para atribuirse la
autoría del crimen. La erudición de quien elaboró esas palabras nos advierte
que debió ser obra o bien de un sacerdote o de un seminarista pues no todo
católico de a pie está en condiciones de dispensar estas letras. Reflexionemos
hasta dónde el marxismo se enquistó en la médula de nuestra sociedad
pervirtiendo lo más querido, lo más Santo, convirtiendo el Amor y la Paz
del Cordero en una sucia lucha armada por el Poder sobre la Tierra.
Reflexionemos sobre el cinismo de estas palabras en boca de
un sacerdote…
Dirigida
al Director de “Cabildo” en marzo de 1975
Sr.
Director de la revista Cabildo D Ricardo Curutchet
¡Presente!
Carísimo
hermano en Cristo Rey:
Nos
dirigimos a usted con la confianza que nos dan los dos contactos mantenidos con
la comunidad nacionalista católica y la revista Cabildo, su más digno
exponente, en las personas de los queridísimos, aunque extintos profesores
Jordán B. Genta y Carlos A. Sacheri. Nos guía la certeza de que seremos
atendidos por Vd. con la caridad cristiana que ilumina cual antorcha sagrada,
su cosmovisión escolástica, virtud ésta enseñada por Cristo y de la que fueron
devotos fervorosos Santo Tomás y San Agustín.
No
pretenderemos referirnos a las circunstancias del fallecimiento de los
profesores nombrados, sólo haremos mención de algunos detalles que los rodean.
Enterados de la ferviente devoción que los extintos profesaban a Cristo Rey, de
quien se decían infatigables soldados, nuestra comunidad ha esperado las
festividades de Cristo Rey según el antiguo y nuevo “ordo missae” y ha
permitido que los nombrados comulgaran del dulce Cuerpo de su Salvador para que
pudieran reunirse con Él en la gloria, puesto que en este Valle de Lágrimas
eran depositarios de la Santa Eucaristía. Como información fidedigna le
comunicamos, un tanto apenados, que el difunto Sacheri no comulgó ese aciago
domingo en el que concurrió por última vez a la prolongación del sacrificio de
la Cruz. Nuestro enviado le dio una oportunidad, pero, oh… desatino, él no supo
aprovecharla y lamentamos que esté pagando sus culpas veniales en el purgatorio
(no queremos pensar que haya caído en el Fuego Eterno).
Como
sabemos que Ustedes y sus allegados también profesan con tan sagrada unción una
devoción sublime al reinado de Cristo en la Tierra, nos vemos en la obligación
de solicitar las fechas que guarden alguna relación con esa festividad sagrada,
puesto que según el “ordo missae” no figura en el año litúrgico otra festividad
similar en lo inmediato. Para su comodidad nos permitimos sugerirle el Domingo
de Ramos, en el que Cristo, montado humildemente en un jamelgo, es coronado
victoriosamente Rey de los Cielos y de la Tierra.
Para
tranquilidad suya le aseguramos que nos comunicaremos con Usted o… con alguno
de sus “soldados de Cristo Rey”, quizás de manera un tanto repentina y no
exenta de violencia, cuando se hallen en estado de Gracia y hayan participado
del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Divino Redentor. Por este sagrado motivo
le sugerimos que no haga diagramar la próxima tapa de su digna revista, pues le
ahorraremos el trabajo de buscar el tema, tal cual lo hemos hecho en los dos
números anteriores y hasta le adelantamos el original. Esperamos que tenga
oportunidad de decirnos si es de su agrado; si así no fuera queda a su criterio
diagramarla, pero recuerde, el tema lo pondremos nosotros.
Esperamos
no haber abusado de su valioso tiempo y nos atrevemos a pedirle que interceda
ante Dios, con el diálogo de los justos, por la salvación de nuestras almas.
Nos despedimos ofreciendo a Dios Padre, por Cristo, con Cristo y en Cristo todo
el honor y toda la gloria de nuestras acciones, por los siglos de los siglos.
Amén.
Fdo.
Ejército de Liberación 22 de Agosto.