Alguna vez, se le preguntó a uno de estos "militantes de la memoria", los caranchos que lucran con el dolor y la muerte ajenos de los setenta, si nuestro país alguna vez alcanzaría la paz y la reconciliación.
Este "joven idealista", émulo de los que destrozaban gente con bombas en nombre de un mundo mejor contestó: "cuando el infierno se congele".
Viene a cuento porque en estos momentos, en el Penal Federal de Máxima Seguridad ubicado en Marcos Paz está cortada la calefacción, el agua caliente y el teléfono.
Desde hace algunos días los ancianos allí recluidos, ocupando el lugar de delincuentes comunes que son enviados a la calle por falta de espacio carcelario, se encuentran dentro de una roca fría, en medio del campo, en invierno.
Los presos comunes podrían correr igual suerte. Pequeña diferencia, no es lo mismo para un joven de veinte años un resfrío que para un anciano de setenta, ochenta, noventa...
Los especialistas aseguran que las cárceles argentinas no están preparadas para mayores de cuarenta años. Es por ello que se ha diagramado toda una legislación tendiente a enviar a sus domicilios a personas enfermas o mayores de setenta años. Toda una legislación humanitaria que no se aplica a los ancianos militares o policías que lucharon contra la guerrilla.
No es de extrañar, este lento genocidio, insidioso porque se lo disfraza de justicia, es llevado adelante por un "joven idealista" que se autodenomina desafiante "negro de mierda", nombre que comparte con una subagrupación de la Cámpora.
Victor Hortel, (foto) es el encargado de prodigar el divertimento favorito de la Presidente. Como los alcahuetes de Nerón, le ofrenda espectáculos sádicos, en el circo vicioso de gobierno.
Es que los jóvenes de la Cámpora hacen todo por adular a la Presidente quién se pierde más y más en la monomanía del pasado.
Tal vez no alcancemos nunca la paz y la reconciliación pero el infierno ya se congeló y la sociedad, cada día, despierta un poco más de su sopor que ya ha durado varias décadas, en una paz edulcorada. El enfrentamiento subyacente que ha evadido tanto tiempo, en nombre de una paz postiza, ya no se hará esperar.