domingo, febrero 05, 2012

Baltasar Garzón, juez y parte. Mauricio Ortin.


Entre los años 1936 y 1939, España sufrió una cruenta guerra civil entre los franquistas y los republicanos.
Garzón se declaró competente para juzgar a Pinochet en España y se hizo olímpicamente el burro con Fidel Castro.
El exjuez español, Baltasar Garzón, no esta siendo juzgado por investigar los crímenes de “lesa humanidad” que cometió la dictadura de Franco. Esa es la versión amañada que presenta la izquierda y la prensa “progre”. La verdad, más desnuda y manifiesta de lo que se tergiversa, es que: Garzón, está acusado por el simple y terminante hecho de violar la ley. En España y en otros países raros, los jueces, como cualquier hijo de vecina, están obligados a respetar las leyes y las instituciones democráticas; y, particularmente, cuando contravienen la ley en el ejercicio de su función.
Ello porque, además de atentar contra la libertad o la propiedad de un inocente, se avasalla y desquicia el estado de derecho. Y, si hay algo que repugna a la Justicia, es que ella misma sea la fuente de la injusticia.
Entre los años 1936 y 1939, España sufrió una cruenta guerra civil en la que franquistas y republicanos cometieron las atrocidades propias de los desencuentros entre hermanos.
Los muertos
El saldo de muertos se cuenta en cientos de miles. A ello sucedió la larga dictadura (1939-1975) del jefe de los vencedores, el general Francisco Franco (Dictadura de derecha, pero dictadura al fin para los que la sufrieron; aunque, comparada con la del genocida comunista, José Stalin, el franquismo fue “un picnic”). A la muerte de Franco y con la mediación del rey Juan Carlos, partiendo de un umbral de pacificación y entendimiento básico, los partidos políticos fundaron el estado de derecho para todos los españoles. Esa fue y es la ley de olvido generoso y voluntario, de:
“Todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día 15 de diciembre de 1976”. (Ley de Amnistía de 1977).
En virtud de ella, en 1998, el juez Garzón rechazó las demandas contra Santiago Carrillo, alegando que los delitos de los que se le acusaba estaban “prescritos” y ateniéndose a las “amnistías” promovidas en 1975 y 1977.
Matanzas de Paracuellos
El dirigente comunista está acusado como el principal responsable de “las matanzas de Paracuellos”; el lugar cercano a Madrid donde, entre noviembre y diciembre de 1936 fueron fusiladas, en distintos “traslados de prisioneros”, unas cinco mil personas. De las cuales, más de mil eran menores de edad.
Garzón obró conforme a derecho, no tenía ni jurisdicción ni competencia para actuar sobre tales hechos. Pero ­oh sorpresa! no aplicó el mismo criterio cuando los acusados fueron los del otro bando. Ahí sí, se declaró competente y descargó todo el arsenal de argucias de los derechos humanos “tuertos”. Esas con las que se pretende descriminalizar y beatificar a los que asesinan por izquierda.
Ya lo había hecho antes, cuando se declaró competente para juzgar a Pinochet en España y se hizo olímpicamente el burro con el dictador, libra por libra, más brutal del continente americano: el represor Fidel Castro.
Todo indica que los españoles no jugarán a la ruleta rusa con su, todavía, frágil estado de derecho y, menos aún, con el objeto de que, Baltasar “figuretti” Garzón, sacie a su voraz ego y la izquierda a su sentimiento malsano de venganza. Que la Justicia española no es la Argentina, es algo que Garzón está aprendiendo en estos días. Lo tragicómico de todo, después de ver cómo se desempeñan unos y otros frente a la ley, es que: los argentinos todavía sigamos contando “chistes de gallegos”.
Por Mauricio Ortín para "El Tribuno de Salta"

No hay comentarios.: