martes, noviembre 10, 2015

PLANTAS ROBADAS DE LA MUNICIPALIDAD DE QUILMES



             Los ex-barones del conurbano bonaerense están desmantelando el escenario donde se representaba el relato kirchnerista. 
                  Si fuera una novela sería "Flores robadas de los jardines de Quilmes" de Jorge Asís, pero las flores murieron hace mucho y ahora se están llevando las plantas decorativas de la Municipalidad. Las sillas, las computadoras, los papeles, lo que no se pueden llevar lo queman. 
                 Este grotesco mensaje de despedida se realiza a la vista de todos, como si poco les importara el resultado de las elecciones presidenciales que quedan pendientes.
             Scioli asiste a su propio funeral sin hacer nada ni interesarse siquiera por el desarmadero en el que se han convertido los municipios de la provincia que todavía gobierna. 
             La confesión final de que a los políticos sólo les importa del ciudadano su voto y, cuando no lo obtienen, lo consideran enemigo es una de esas confesiones de las películas, que se hacen demasiado pronto para que el muchachito la pueda revertir. 
         "Cuando sepas votar te vamos a dar la medicación" le dicen a los pacientes en Merlo. Ya un ministro de Salud de la Nación había amenazado a los pacientes de cáncer que con se quedarían sin tratamiento si ganaba Macri.
           En La Plata el ex-Barón Bruera se llevó de las plazas los juegos que había puesto para las elecciones, y ahora castiga a los platenses no levantando la basura del municipio. 


           La histeria de los políticos rechazados por el pueblo pasa de graciosa, a patética, de patética a autodestructiva. No atinan a afrontar con un mínimo de entereza el cachetazo electoral.
          Creen que todo lo que no es peronista es De la Rúa y que con un par de exabruptos harán un golpe de Estado como le hicieron al presidente radical y recuperarán el Poder. O no piensan nada y simplemente son berrinches de niños malcriados que rompen el juguete que no pueden tener. 
       La presidente les marcó el camino, amenazó con violencia si ganaba Macri, con ingobernabilidad. Pronto ella misma estará en el llano peleando por no ingresar a prisión. 
       Sólo se dañan a sí mismos. La Ciudad de Buenos Aires se había hartado de los rompetodo, de los incendiarios y votó algo diferente. No le  importó que travestis de cuatro metros de alto sitiaran la legislatura. No importó que Kirchner no enviara a la Policía Federal. No importó que incendiaran la puerta de la legislatura con todo el personal adentro. No importó que los metrodelegados afines al gobierno pararan el subterráneo durante días. Los porteños nos arreglamos bien, salimos más temprano, caminamos de buen humor, el jefe de gobierno puso micros para transportar a la gente.
       La gente quiere un cambio, lo demostró el 25 de octubre pasado, cada acto de violencia contra el ciudadano le recuerda que el cambio es lo que quiere. 
      Tu cree que me matas. Yo creo que te suicidas. 

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