Desde el rostro azorado
de Julio Bazán frente al anuncio del primer Papa argentino al día de hoy han
pasado miles de años.
O la política argentina
que es lo mismo.
Cuando en nuestro ánimo
se dibujaba la idea de que este país era inviable y que el único motivo por el
que no lo abandonábamos como a un buque al garete eran esos mil quinientos
pobres tipos, tomados como rehén de nuestro fracaso...llegó el asombro.
Por culpa, por gratitud,
por lealtad no dejabamos esta nave agujereada irse a pique con la Cámpora y sus
granujas a bordo porque se llevan a nuestros queridos viejos con ellos, al
fondo del mar.
Habría sido un buen
momento para empezar una nueva Nación, en otro lado, sin tanto parásito
prendido, ni tanto canalla en el gobierno. Sólo nuestros presos nos tenían
anclados.
Ya casi ni rezábamos por
la Patria a la que creíamos perdida, vencida por un grupo de vándalos que
asaltó el Poder: rezábamos por ellos, nuestros rehenes. Pensando que Dios no
nos escuchaba porque estábamos en el fin del mundo.
Y entonces un platillo
volador de color blanco descendió sobre la Basílica de San Pedro y se hizo de
día. No sé muy bien qué cambió pero ahora todo es diferente. Me descubro todo
el tiempo con una risa tonta en los labios sin alcanzar a descifrar por qué.
EL PAPA ES ARGENTINO.
Lo cascotearon al
principio, pensando en medir fuerzas con la Iglesia lo que demuestra una vez
más el talento de los que nos vencieron.
Y midiendo fuerzas
cedieron al alud y cambiaron de estrategia, una y otra vez, para un lado y el
contrario.
Una montaña se les vino
encima y no saben cómo, ni cuándo, ni cómo se sale de eso.
Sólo por un basal sentido
de supervivencia, el mismo que los orilló a entregar camaradas, esposas,
amigos... a poner a los bebés como escudo cuando entraban a buscarlos
comenzaron a gritar: “¡VIVA EL PAPA!”.
Asistimos atónitos a un
viraje deshonroso, degradante. Un enano de jardín llamado Pérsico declarando
que “Iglesia somos todos”. Un Barone poniendo cara de monaguillo en el panel de 6,7,8; denunciando solemnemente que
la “Corpo” fue la que desató el malentendido: el kirchnerismo fue y será
siempre Católico y siempre estuvo al lado de Bergoglio, hasta cuando hacían el
Tedeum en Santiago del Estero. Una Presidente azorada, adulándolo torpemente
como “un gran cuadro político de la Iglesia”.
Yo no lo quería a
Bergoglio. Yo... no ellos. Aquí mi propia culpa y mi propia humillación.
No me voy a sumar a los
que siempre estuvieron y lo conocían desde chico, del barrio. Nunca viajé en
subte con él y nunca me dio la bendición ni se la pedí. Incluso alguna vez le
mandé una carta documento. Contaba impaciente los días para su jubilación.
Pero ante cada espejo me
descubro con una sonrisa tonta y me digo que es la felicidad de verlos a
“ellos”, tan humillados, tan asustados, tan serviles. Pisoteando todo lo que
han proclamado siempre, escupiéndolo. Me digo que sólo por ese placer me alegra
que Bergoglio sea Papa.
Pero es más. Hay algo
todavía indefinible que sabe a triunfo, a victoria. No es una victoria nuestra
porque los argentinos de bien, los que queremos bien a la Patria hicimos todo
mal para que esa manga de degenerados se adueñara del país. No es nuestra
victoria; nosotros también deberíamos ser humillados pero Dios nos favorece.
Este golpe es difícil de
medir pero no cabe ninguna duda, es nuestro golpe aunque no lo asestamos
nosotros.
EL PLAN.
“Tu eres Pedro” dijo Jesús a su discípulo...Petros... la piedra... “la piedra angular sobre la que edificaré mi
Iglesia”.
Pedro no fue tal vez el
más sagaz de sus discípulos, frecuentemente metía la pata y Jesús lo retaba con
vehemencia. En alguna ocasión Pedro lo negó tres veces.
Pero Cristo lo eligió y a
eso no hay con qué darle.
Que el Cardenal Bergoglio
haya sido elegido Papa es un plan que sólo Dios pudo diseñar en nuestro favor.
Los que peleábamos ya sin fuerzas por esta Nación diezmada nunca lo hubiéramos ideado
mejor.
Este plan de Dios
demuestra dos realidades incuestionables.
1) Dios es más
inteligente que nosotros.
2) Dios escucha nuestras
plegarias.
LA MENTE Y LA FE.
Personalmente siempre
recé: a veces con esperanza, otras no tanto pero nunca dejé de rezar. Ahora SE
que Dios escucha. No lo presiento ni lo imagino. LO SE. No hay otra
explicación.
La mente de Dios nos
supera en fuerzas. También la Fe que deposita en nosotros es mayor que la que
tenemos en nosotros mismos. La Fe que se esconde hasta en la oración más
apagada es la fuerza de Dios en nosotros. La Fe y la esperanza, rebeldes ante
cualquier realidad como una planta que florece en la terraza de una casa que le
han construido encima.
Que Dios haya elegido al
Cardenal Jorge Bergoglio como Papa lo hace su voz sobre la tierra. No hay nada
que yo pueda cuestionar desde el fracaso de mi Nación que también es mi
fracaso.
Tu eres Pedro.
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