El juicio de Neuquén denominado “La Escuelita II” no deja de desafiar nuestra capacidad de asombro.
A las banderas del ERP y Montoneros que se despliegan con total impunidad en el ingreso a los tribunales, se suman los escraches violentos a ancianos militares y policías.
Ahora, además, se persigue y calumnia a los abogados defensores y a sus familiares.
Dos de los testigos, que están buscando excusas para no repetir en el ámbito judicial las declaraciones que realizan ante la prensa, acusan al padre de una de las defensoras (Dra. Paola Rubianes) de persecución laboral, ya que trabajan en el mismo hospital.
El Dr. Gustavo Rubianes, padre de la defensora de uno de los imputados en el juicio de Neuquén, es jefe de centro de atención de salud del Hospital Pedro Mogillansky en Chipolletti. Los hermanos Juan Domingo y Julio Eduardo Pailós –que de ellos se trata- son empleados del área de mantenimiento. Ninguna relación laboral los une como para que exista el mencionado acoso.
Sin embargo, estos personajes han denunciado ante la prensa que fueron hostigados por un médico con el que no tienen ningún contacto y, es más, aseguran que éste último ordenó su traslado, lo que es administrativamente imposible.
El Ministerio de Salud ha negado esta posibilidad y le dio total garantía a estos “denunciantes” para que se presenten a declarar judicialmente.
Delicias de ejercer el derecho en este país devastado por la mentira y la calumnia.
Esta es la Dra. Rubianes relatando el incidente.