Este personaje del video –Gervasio Díaz- asegura que la herramienta fundamental de los hijos de “desaparecidos” es el “escrache”. No un escrache simbólico, con leyendas y cánticos, un escrache violento en el que ancianos de más de noventa años reciben huevazos, insultos y escupitajos.
El marco, el juicio contra militares por la
guerra antisubversiva de los setenta en Neuquén.
Años atrás, cuando Estela de Carlotto fue
escrachada por los familiares de las víctimas de Cromañón (por defender a
Ibarra) los tildó de “delincuentes”, posando en el papel que más le gusta, el
de señora respetable. Alguien le recordó que los escraches fueron introducidos
en nuestro país por la asociación H.I.J.O.S. Este video lo prueba.
El personero de la violencia, Díaz, que bien
representa a los guerrilleros de los setenta, asegura que las garantías
constitucionales resultan ser impunidad para los “genocidas”. Que la “prisión
domiciliaria” para ancianos de más de setenta años (y más de noventa también)
es otra forma de impunidad.
Aseguró que el juicio es una “burrada”,
“vergüenza” otra “garantía de impunidad”. Detrás, la bandera del ERP custodia
sus elocuentes palabras.
Le reclama al Poder Judicial por la
injusticia, el mismo que condena ciudadanos sin ley previa anterior al hecho de
proceso, violando las más elementales garantías constitucionales a las que
cualquier ciudadano tiene derecho.
Algún día, los jueces entenderán el enorme
error de beneficiar ese pozo sin fondo que es el deseo de la venganza de los
terroristas y sus defensores; un pozo sin fondo que siempre termina acusando a
los jueces de cómplices, que siempre quiere más venganza sin importar lo mucho
que tuerzan la balanza en beneficio del odio y el mercantilismo de estos grupos.