Cuenta Carlos Manuel ACUÑA en su libro sobre Verbitsky.
"...al promediar la Guerra, muchos de los que caían carecían de trayectoria suficiente como para ser detectados. Esto llevó a la guerrillera Susana Piri Lugones, alias teniente Rosita, a preguntarse en voz alta durante una reunión de emergencia realizada para analizar la situación, la posibilidad de que hubiera un traidor entre las filas montoneras. No encontraron respuesta a esta inquietud, pero llegaron a la conclusión de que debía ser alguien ubicado en los estamentos superiores de inteligencia de la organización. Susana Lugones desapareció poco después. Es interesante remarcar el caso de Rodolfo Walsh, quien luego de implementar ANCLA, la Agencia Clandestina de Noticias, debía haber salido del país de acuerdo con la decisión de la conducción montonera, para ese entonces -principios de 1977- sólo dos o tres personas conocían su paradero, entre ellas su cuarta mujer, Liliana LA NEGRA Ferreyra. Según Miguel Bonasso en su libro Diario de un clandestino, al intentar localizarlo en marzo de ese año se recurrió a Verbitsky como posible contacto con Walsh, quien resultó abatido pocos días después. El historiador y analista de estos temas, Richard Gillerspie, respondió en 1985 en un reportaje que le hizo el semanario de izquierda El Porteño, que ya existían sospechas de un infiltrado y traidor, pero que eso excluía a Firmenich..." pág. 170
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