sábado, mayo 21, 2011

Sermón de un sacerdote para los Prisioneros de guerra

Transcribo homilía dirigida el día 15 de mayo de 2011 a nuestros presos políticos por un valiente sacerdote.


IMPERDIBLE!!!

                          La oveja, los miedos y nuestros miedos.
                   Sermón de un sacerdote para los Prisioneros de guerra

                     En el evangelio que recién proclamamos (Jn 10,1-10) Nuestro Señor se pone él mismo como el ejemplo de “buen pastor” y conocedor de sus ovejas. Se trata de un recurso constante del Mesías; Él es el pastor y nosotros las ovejas de su redil, de las cuales no quiere que se pierda ninguna.

                Así, por ejemplo, el Verbo hecho hombre había dicho que “si se perdiese una sola de las ovejas”, dejaría las 99 en un lugar alto para ir a buscar la “perdida”, símbolo del hombre pecador.

En  la iconografía cristiana y desde los primeros siglos del cristianismo, esas ovejas que “oyen su voz” se representaban en los mosaicos y pinturas como siguiendo al único Pastor verdadero.

Pero hay, entre todas estas figuras bucólicas, una que el cristiano debe tener muy en cuenta y que a veces se nos olvida, y es la siguiente: “yo os envío como ovejas en medio de lobos”. El pasaje entero es el siguiente: “Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles” (Mt 10, 16-18).

Es que quien desee seguir a al pastor deberá moverse así: como una oveja en medio de lobos.1.

 El temor de la oveja.

 Esta figura bíblica que el Señor pronunció, puede resultar paradójica si se la oye simplemente con los oídos naturales. Sucede que la primera impresión que suele tener la oveja frente al lobo es huir, escapar de la presencia del lobo para evitar sus dientes feroces. Es el temor la primera impresión ante los peligros; es esto lo que brota de nuestra sensibilidad dañada por el pecado original; es temor a perder lo que amamos (la vida, la libertad, los seres queridos…).

Nadie está exento de ello; ni los que están dentro ni los que estamos (por ahora) afuera.

Al temor que causa el peligro se le opone en la moral católica y aristotélica la virtud de la fortaleza que es aquél hábito que nos hace obrar siempre conforme a la razón frente a los peligros mayores, especialmente los que atentan contra nuestra vida.

a. Nuestros temores

Pero… ¿cuáles son nuestros temores?
Entre nosotros, entre los que estamos en este penal hay muchos miedos:
- Miedos por nuestras familias
- Miedos por nuestros hijos y nietos (por su futuro, por su “nombre”)
- Miedos por las sentencias, por las excarcelaciones, por los arrestos domiciliarios
- Miedos a ser tratados aún peor…; miedos, miedos, miedos…
Estos temores, la mayoría de las veces, lejos de poder darnos una actitud racional, puede paralizarnos y hacer que escondamos la cabeza.

Se cuenta que los gatos, cuando se sienten acorralados y sin poder escapar frente al enemigo, intentan su última estrategia: cerrar los ojos. Creen, en efecto, que así como ellos no ven, tampoco podrán verlo sus enemigos. “¡Pobre gatito…!”, diría el perro…

Y también se dice que el avestruz, cuando tiene miedo, aprovecha los huecos que hay en la tierra y mete su cabeza dentro, dejando a la vista su trasero…; y todo sabemos lo que pasa cuando uno descuida sus ancas…

¿Cuál es la doctrina de Nuestro Señor? ¿Qué nos dice?:¡Todo lo contrario! Nos grita, nos impele y en Su momento más difícil, antes de ir a la Pasión: “En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡no tengáis miedo!: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).

b. La actitud cristiana: el combatir

Es difícil hoy escuchar esto sin que se nos critique; pero no decimos esto para quedar bien, sino para quedar “mal”; en la gran época de los “derechos del hombre” nos hemos olvidado por completo de los “deberes humanos”; y no sólo en los ámbitos anticristianos, sino incluso (¡ay!) entre los católicos. Es el deber cristiano de luchar, de librar el buen combate.

Es que es una obligación el no bajar los brazos y dejarse arrastrar por la derrota.

Es un deber continuar la batalla y mantener la trinchera hasta que Dios diga basta.

Es un deber llevar con hidalguía esta cárcel, estos hierros, donde el cuerpo (y no el alma) alma está metida.

Recordemos siempre: Dios no nos pide que venzamos siempre, sino que no nos dejemos vencer. Así lo decía San Pablo en su carta a Timoteo: “Soporta las fatigas conmigo, como un buen soldado de Cristo Jesús. Nadie que se dedica a la milicia se enreda en los negocios de la vida, si quiere complacer al que le ha alistado. Y lo mismo el atleta; no será coronado si no ha valientemente combatido” (2 Tim 2,3-4).

No queremos decir con esto que todo lo que ha pasado y todo lo que habéis hecho en los ’70 estuvo bien. Para nada; sabemos que aunque la guerra sea justa no siempre se lucha en ella justamente. Hubo errores y muchos de ellos grandes, pero también sabemos que en muchos casos, la coyuntura para un simple “pinche” no permitía actuar de otro modo. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra y a quien le pese la conciencia, que use la confesión sacramental.

Pero ahora hay que seguir la pelea; ya lo había dicho el justo Job y vale la pena recordarlo, porque las verdades que no se repiten, se olvidan: “Milicia es la vida del hombre en la tierra” (Job 7,1). Así, cuando una nación es agredida por sus enemigos religiosos e históricos y agredida desde afuera y desde adentro, como lo ha sido y lo sigue haciendo la Argentina, es imperioso recordar y repetir una vez más lo que el poeta Gracián decía: “contra malicia, milicia”.

2. Por eso… ¡bajar los brazos es perder la última batalla!

Sabemos que el enemigo es grande y que vienen degollando. Sabemos también que ya ha ganado varias batallas a nuestra Patria:
- La batalla por la verdad histórica (con la “historia oficial”, los 30.000 jóvenes idealistas”, “chicos de Malvinas” y la mar en coche)
.- La batalla cultural (con nuestras escuelas recibiendo educación “laica”, “sexual” y “libre”).
- La batalla política (con el convencimiento casi unánime de que la democracia y los derechos humanos son dogmas irrevocables de nuestro tiempo).
- La batalla económica (con deuda externa e imperialismo internacional del dinero como prácticas rituales de nuestro ser nacional)
.- La batalla religiosa (con un cristianismo diluido, un progresismo canonizado y un clero incapaz de proclamar la Verdad).
Nosotros también podemos ser partícipes de una nueva derrota que no se da externamente, sino en nuestras almas. Podemos también darles el gusto a los marxistas de esconder la cabeza, de claudicar de nuestros principios y de dejar de pelear. No ha sido así en la historia sagrada ni ha sido ésta la costumbre de nuestros grandes hombres.

Tenemos el ejemplo claro de David contra el gigante Goliat. David, joven y pastor de ovejas, oyendo los insultos de Goliat, gritaba a voz en cuello: “¿pero quién es ese filisteo incircunciso para injuriar a las huestes de Dios vivo?” (1 Sam 17,26)

Es que en realidad, uno se avergüenza cada vez que alguien, prisionero de guerra o pariente suyo, se lamenta de los padecimientos sufridos en la cárcel. Esta queda, este alarido, es un triunfo más del enemigo porque si con algo disfrutan es con la confesión pública de que están sufriendo. Sepámoslo, mal que nos pese: no fue ésta la conducta de aquellos presos que estuvieron en condiciones realmente inhumanas. Recordemos las frases del inmortal José Antonio quien con valentía decía: “porque la cárcel es incómoda nos va bien a los falangistas”.

                                                      * * *

Terminemos apelando a la fortaleza; a no olvidar que por estos dos o tres días de una mala posada podemos ganarnos el cielo; soldado: ¡la batalla continúa!¡a no bajar los brazos!Que podamos decir con el profeta David (Ps 44): “Cíñete al flanco la espada, valiente:es tu gala y tu orgullo;cabalga victorioso por la verdad y la justicia,tu diestra te enseñe a realizar proezas.Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,Que se acobardan los enemigos del rey”.

A levantar la cabeza y abrir los ojos; a no dejarse vencer y a mostrar que todavía queda sangre en las venas. Repitamos una vez más con el gran converso de Tarso: “porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el buen combate, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe (2 Tim 4,5-8).

Prisionero de guerra… ¡¡¡Presente!!!
 
                                                                                                               Padre Lucas Proscripto

martes, mayo 17, 2011

Margarita Belén

Los delitos de "lesa humanidad", made in Argentina, son impermeables al derecho de defensa.
Alejandro Martín Losito (hijo de preso político).



Va mi comentario al día de hoy, 16 de mayo de 2011, sobre la condena de papá.


Saludos y gracias por acompañarnos.

Juicio Margarita Belén: Los delitos de Lesa Humanidad made in Argentina



Hoy 16 de mayo de 2011 fuimos a escuchar la condena de papá. Lamentablemente la sabíamos desde el día uno de comenzado este juicio, un año atrás, incluso nos preguntábamos porque lo estiran tanto si al final de cuenta todos conocemos el final del cuento. Un año convivimos con esa doble angustia de saber el resultado y rogar que sea lo antes posible. Es como el convaleciente que ruega que su mal se acorte lo máximo posible; es una sensación rara, difícil de explicar.



Quizá sea más claro tratando a duras penas describir lo que son estos juicios, para explicitar nuestro presagio:



Tenemos 4 personas que personifican a los jueces. Un ejército de fiscales y querellantes por un lado y un reducido número de defensores por el otro. Afuera se escuchan los cantos de algunas personas, cuyo ruido hace aparentar que son miles.



Se inicia el proceso de formalidades. Las defensas piden la nulidad del juicio, por varias causas, a lo que la contraparte contesta con argumentos como “esto ya fue resuelto”. El tribunal llama a cuarto intermedio para “resolver”, y esa es la 1er escena, donde generalmente los familiares de los presos políticos se van entusiasmados “si los jueces dan lugar a las nulidades se termina todo esto” es el comentario común. Es tan grande la alegría de dejar atrás 4, 5, 6, 7 y hasta 11 años de injusta detención (porque los familiares de los presos políticos se encuentran presos con ellos porque se trata de su padre, de su hijo, de su esposo, de su abuelo, de su tío), que realmente ese día es el único, en mi opinión, donde el corazón se gratifica.



Sin embargo es una alegría efímera, el tribunal tarda lo que dura la lectura de su “decisión” para truncar de lleno esas esperanzas que durante un breve lapso calmaron las angustias. Y así comienza el largo calvario de la familia y de los presos políticos. A partir de este momento todo termina; todo será en vano, cualquier intento defensivo será desestimado. Cualquier aberración jurídica y humana cometida en contra de los imputados queda subsanada y confirmada por el eslogan “delitos de lesa humanidad”. Quien se encuentra enrolado en esa categoría deja de tener un status de persona para convertirse en parte sustancial de un plan político.



Lo jurídico nada tiene que ver con lo político. Su objeto es distinto, sus reglas a veces se contraponen y las decisiones tienen premisas y principios desiguales. Dicen que cuando entra la política por una puerta la justicia sale por la ventana, y en estos juicios, no le han permitido siquiera salir, directamente la han aniquilado.



Vienen numerosos testigos, cuyos relatos son incomprobables materialmente. Se contradicen entre ellos, sin perjuicio de lo cual sus dichos tienen fuerza de ley. Incluso algunos no vieron nada ni escucharon ni olieron ni palparon, sólo contaron lo que le comentaron. Y margarita Belén fue un 100 por 100 de testigos que opinaron sobre lo que para ellos había pasado.





Esa presunción iuris et de iure que gozan los testigos inquisidores cesa al momento en que uno osa ir en contra de todo el armado. Pobre de él, contradecir las palabras santas de los compañeros. Me viene a la cabeza Maidana. Este testigo fue presentado en el juicio como la llave que iba a abrir la puerta del horror, pues había sido un testigo presencial de Margarita Belén según la parte acusadora.



Maidana escribió un libro, cuyo director de obra fue el actual Ministro de Educación del Chaco Francisco Romero. Maidana relató en el juicio que el capítulo dedicado a Margarita Belén había sido escrito por Romero y que le habían ofrecido plata para declarar. Él se opuso en su momento a que ese capítulo esté en su libro, porque él desconocía esos hechos, nunca estuvo presente. Lo publicó solamente porque pensaba que era una historia ficticia. Vaya macana Maidana, lo pusiste en evidencia al ministro. No te das cuenta que su versión no admite prueba en contrario. Acaso no comprendiste que si algún compañero te dice que vos estuviste, vos estuviste. Maidana vos tenías que decir que viste a los acusados ahí en los hechos, ¡los nombres Maidana, los nombres! No es tan difícil. Ahora al tribunal no le queda otra que investigar tu falso testimonio, porque nadie discute que vos hayas dicho la verdad, sino que contradijiste una prueba que no se puede contradecir, es decir la palabra del compañero Romero.



Todas las pruebas aportadas por la acusación siempre son válidas, hasta el libro de Maidana. La defensa puede presentar instrumentos públicos, instrumentos privados, testigos, declarar, no declarar, etc. que sus pruebas gozan de una presunción diametralmente opuestas a la de los testigos, son pruebas nulas y contraproducentes iuris et de iure.



Los “delitos de lesa humanidad”, made in Argentina, son impermeables al derecho de defensa. Se encuentran enmarcados dentro de un esquema que anuló el debido proceso, manteniendo sólo puras formalidades, con el objeto de blanquear una decisión política ya tomada: LA CONDENA Y LA PRISIÓN DE POR VIDA. Como bien definió mi padre en sus últimas palabras “estos procesos son el arte de aparentar lo justo”, donde subyace por sobre todo intereses económicos. Los abogados acusadores se enriquecen, los jueces se mantienen y ascienden en sus cargos, los funcionarios y políticos se encastran en sus puestos, utilizando este sistema premeditado de liberación del poder punitivo estatal, ocultando su ruines objetivos en la argucia de ser los defensores de los Derechos Humanos y todo ello a costa y en desmedro de la libertad, salud y vida de los presos políticos, de la sociedad, de la Constitución Nacional y fundamentalmente de la justicia y la verdad.





A los jueces, Yunes, Belforte y Alurralde, les expreso mi más sincero repudio, por haber sido partícipes de este plan, por haber usado el poder que el Estado les confirió para fines mezquinos y prevaricadores. Por haber pisoteado y violado sistemáticamente la Constitución Nacional que juraron respetar y hacer respetar. Sin embargo deseo que jamás sean sometidos a procesos injustos como los que ustedes han sometido a mi padre y sus compañeros de causa. Que sus familias no sufran lo que nosotros, el escarnio y el sufrimiento diario de saber que nuestras esperanzas de justicia se encontraban sumergidas en un estanque de estiércol. El peso de haber hecho lo que no debían, y haber perjudicado al prójimo violando su sagrada misión que es hacer justicia, por el vil precio de 20 piezas de plata, lo llevaran consigo para siempre.



Hoy en el Consejo de la Magistratura estuvimos presentes, toda la familia Losito. Compartimos todo el día esperando que nos digan aquello que tanto sabíamos pero que cuesta asimilar. Nos acompañaron nuestros amigos y familiares, a quienes les agradecemos eternamente. También tuvimos nuestra representante en el Chaco, mi querida hermana Valeria, que en un rapto de audacia y valentía decidió viajar para acompañar este proceso allá, en el frente. Todos juntos escuchamos esa palabra tan dolorosa pero tan anunciada: CONDENAR. No existe plazo ni vida ni palabras que pueda calmar el dolor que sentimos, pero tampoco existe afrenta, atropello, revés ni sufrimiento que pueda destruirnos. Comenzamos, seguimos, continuaremos y moriremos en pie de batalla, siguiendo con el espíritu que nos inculcó nuestro padre el Coronel (R) veterano de la guerra de Malvinas (“VGM) Horacio Losito y que aún hoy, luego de pasar años en prisión, mantiene intacto.



¡POR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS DE ARGENTINA!.



Alejandro Martín Losito.

lunes, mayo 09, 2011

Palabras de JBY (Tata Yofre) para la presentación del Libro “Noche de Lobos”, de Abel Posse, en la Feria del Libro (viernes 6 de mayo de 2011).

Querido Abel. Estimada audiencia.

Es la primera vez que vengo a la Feria del Libro a presentar una obra. En verdad, me siento más cómodo rodeado de papeles cuyos contenidos ya no se pueden alterar.

Como carezco de tu imaginación y tu rica pluma, me defino como un simple cronista de mi tiempo. En este caso, el periodismo lo ejerzo buscando aquellos documentos que son útiles para rescatar del olvido a las personas y los hechos que no merecen permanecer en la oscuridad. En definitiva, Abel, vengo a decirte que me siento orgulloso de ser una suerte de “auxiliar” tuyo. Se que vos a los viejos papeles le das una inspiración que yo no lograría alcanzar.

Vamos a tu libro, “Noche de Lobos”. Tú obra, disculpáme si no te agrada mi ejemplo, es una “caja negra” del drama argentino. La “caja negra” es ese instrumento que tienen los aviones más sofisticados, que sirven para resguardar las últimas conversaciones de los pilotos, los datos más precisos del navío, todo aquello que pretende conservarse en caso de accidente. Prefiero dar esta imagen, que decirte que tu obra me recuerda en algunos de sus pasajes al Infierno de la “La Divina Comedia” de Dante (Alighieri).
No lo es por dos razones. Una porque el Dante escribió una alegoría y tú obra esta asentada sobre hombres reales, con nombres supuestos pero historias ciertas. También prefiero decirte que tu obra es una suerte de “caja negra” porque vivimos en un país que ha sufrido un “accidente”, muchos accidentes, en lo que va de mi generación.

Gran parte de “Noche de Lobos” transcurre en la Escuela de Mecánica de la Armada, la misma que supe condenar en 1977, 1978 y 1979. En otras palabras, cuando había que hablar de la ESMA, yo hable de lo que pasaba en la ESMA. Debo decirte, querido Abel, que en aquellos momentos entre los que me escuchaban solo encontré temor, silencio e incomprensión.
No puedo olvidar aquel día de la final del Mundial de Fútbol de 1978, la gente festejando en las tribunas y yo pensando que ahí, a pocas cuadras, había gente sufriendo en la ESMA. ¿O no se recuerda que el equipo de Holanda no salió a recibir la medalla por haber alcanzado el segundo puesto?

Esos recuerdos y otras desgracias me hicieron valorar años más tarde la importancia de la Cámara Federal Penal de la Nación de 1971-1973 y el coraje de todos los que la integraron, porque le pelearon al terrorismo con los códigos en la mano. Por eso escribí “Volver a Matar”. Siempre agradeceré a los funcionarios de esa Cámara que se quedaban a dormir en las comisarías para cuidar a sus presos de cualquier sorpresa.

Seamos sinceros entre nosotros, después del 25 de mayo de 1973 no hubo Justicia tal cual nosotros la entendemos. Existió la ley de la calle. Basta recordar, como eslabones de una larga cadena de asesinatos que conmovieron a la sociedad argentina, a José Ignacio Rucci, el almirante Hermes Quijada, Arturo Mor Roig y Rodolfo Ortega Peña. Todo esto transcurría en medio de las presidencias de Raúl Lastiri, Juan Domingo Perón y María Estela Martínez de Perón.

Con el desorden a flor de piel, Perón dio las “Instrucciones” para terminar con la infiltración marxista en el Movimiento, con todos los “medios que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad”. En ese documento se pronunció la palabra “guerra”, ya escrita en los comunicados de las organizaciones terroristas. Después, el 7 de febrero de 1974, Perón pronunció la palabra “purificación”. Es decir, suprimir todo aquello que sea malo o extraño al cuerpo social. Así se entendió ayer, así se entendió después.

Después de mucha violencia, una suerte de “guerra civil intermitente”, como reconoció Montoneros en abril de 1989, el poder en la Argentina cayó en manos de las Fuerzas Armadas. “La sociedad, como me dijo un político temeroso en la soledad de su oficina, le dijo a las FFAA, terminen con este caos pero no me digan cómo lo van a hacer”.
Y Balbín no le fue a la zaga: Le dijo a Jorge Rafael Videla: “Terminen con esta agonía pero no esperen que los vaya a aplaudir…por mi educación, mí militancia no puedo aceptar un golpe de Estado.” Mal hecho, querido doctor Balbín, no se puede pedir un golpe y después andar silbando bajito con cara de yo no fui. No hicieron lo mismo en Chile, Eduardo Frei Montalva y Patricio Alwyn, tras el golpe del martes 12 de septiembre de 1973.
Raúl Alfonsín exigió algo parecido, en febrero de 1976, al general Ibérico Saint Jean en Chascomús.
¿Y qué nos dice un amplio sector del peronismo que se desentendió del gobierno de Isabel? ¿Y Montoneros? ¿Acaso Mario Eduardo Firmenich no afirmó “cuanto peor mejor”?

Así a los saltos, en medio de las bombas y los asesinatos, llegamos a la ESMA. ¿Y Qué fue la ESMA? Fue un lugar por donde pasó gran parte de la oficialidad joven, en su gran mayoría para cumplir órdenes. Ordenes. Y yo que una vez pase por una academia militar sé que “una orden, primero, se cumple” y si no se esta de acuerdo “después se levanta un recurso”. En el caso de la ESMA: ¿A quiénes iban a presentar un recurso los jóvenes oficiales? A nadie, porque el Almirantazgo los dejó librado a su suerte. Al mejor estilo de aquél político cobarde: “Hagan lo que tiene que hacer pero no me lo cuenten”. Entonces llego a la ESMA la hora de la “tortura técnica” y la “desmesura”, que vos Abel narrás como nadie. La hora del “Sultán”, un Rey, un Monarca, dueño de la vida y de la muerte. Detrás del “Sultán” estaba el personaje “Chavarri”, emparejado con la “Negra” Marta Bazán, un cuadro de las FAR, de quien “Goyo” Levenson, su suegro, siempre esperó una explicación de por qué había entregado a su esposa. Murió sin encontrar respuesta. Recuerdo que me contó su historia durante su exilio y así se conoció en la Argentina.

A través de tu novela histórica recobran vida “Perrone”, “El Lobo” “Armando” y su novia “Greta Carrasco”. También se habla de “Natalio Kurten”, el que en la realidad intentó volar la Fragata “Santísima Trinidad”, entre otros graves atentados; el “Negro” Stille, quien se ligó afectivamente con “Greta” violando el código de conducta revolucionario, porque su esposo “Kurten” estaba preso; “Mendioroz”, un amante de los uniformes, a quien yo reconozco con los nombres de guerra “Mendricrim”, “Lauchón” o “Hernán”. Todos personajes siniestros que de haber triunfado nos hubieran implantado el modelo cubano, o “castrista”. En estos días lo ha reconocido Antonio Cafiero.

Ni qué hablar de “Rodolfo Gallindo”, un aventurero de la peor especie, al que tuve que tratar y sentarlo frente a Jorge Born en el “Hotel Lancaster” y así ir preparando el clima para el primer indulto de 1989. Lo junte con el empresario a quien le pidió perdón y le devolvió el reloj que le había robado en 1974, cuando lo secuestró. Pensé que iba a hablar de “reconciliación, de un país “vivible” y salió pidiendo dinero.

Resumiendo, a la Armada, tras el 24 de marzo de 1976, recibió la responsabilidad de “purificar” a la Argentina de los Montoneros. Lo hicieron muy mal pero lo hicieron. Su centro fue la ESMA. También fui impiadoso con ese centro durante mi vida en el exterior, entre 1979-1982. Un muy cercano pariente mío, quizá un ejemplo de una sociedad que se mantenía (y mantiene) al margen de todo, como si nada los conmoviera, se puso a llorar, en Washington, cuando le mostré un informe de lo que allí pasaba.

Con la Argentina al borde del incendio y el quebranto como lo dejó Raúl Ricardo Alfonsín, con Carlos Saúl Menem llegaron los indultos, como una forma de poner un bálsamo en las tremendas heridas, en uno y otro bando. Aún espero una palabra de Menem al respecto. Confío en que no pase a la historia de una manera tan indigna. Que la valentía que supo demostrar en algunos momentos no se melle ante los vientos del “progresismo” o el temor a alguna revelación de su íntimo pasado.

Lo cierto, Abel, es que en ese pozo negro de la ESMA entraron muchos, demasiados, personajes, tan bien reflejados en tu libro. Los que perdieron la guerra militar, hoy son vencedores. Y a los que triunfaron los convirtieron en “presos políticos” porque para llegar a ellos se violaron todos los preceptos jurídicos y constitucionales. Sus juicios no son juicios, son parodias. Es venganza. La humillación como dijo “Armando”

Fue reparador observar en el relato los nombres de Ignacio Pirovano, Nora Jaureguiberry, Hugo Caballero, Javier Fernández y Jorge Mourath, personajes que pasaron por el Palacio San Martín, en su gran mayoría, y que dejaron recuerdos muy gratos.

Quiero dejar una media revelación antes de irme y transmitir mi conclusión final. En una ocasión un presidente constitucional me pidió a través de altos jerarcas de su gobierno si yo podía hablar con un argentino amigo mío para que ayudara a que el capitán de la Armada, Ricardo Cavallo, no saliera de México, extraditado a España, cuando lo pedía un juez Garzón. Tomé esta solicitud como una “cuestión de Estado”. Hable con ese argentino, muy comprometido en hechos que pasaron en la década del setenta. Después de escucharme, me dijo: “Si Tata, te voy a ayudar porque a esta página hay que darla vuelta”. Es decir, demostró una enorme grandeza. Así viaje a México y ayude al capitán Cavallo.
No se hizo más porque el “timorato” presidente no dio otra orden. Si hoy me volvieran a pedir un favor similar lo haría. Incluso por alguien que estuvo en lo que yo considero la mala senda con tal de terminar este clima de odio en el que estamos sumergidos. Como cuando me senté a conversar, como argentinos, con tus personajes Estefanich, Cirilo Gannan, “Bonfanti” y “Del Toro”.

Y me voy, ahora sí, con la conclusión. Esto es lo que yo pienso a mis 64 años, tras haber sido testigo y vivir innumerables acontecimientos. De esta posición no me muevo, a pesar de los agravios: Si ellos, los terroristas, hubieran ganado esa “guerra”, tal como la reconoció la Cámara Federal de 1985, esta Feria del Libro de hoy no se hubiera realizado, y muchos de los que aquí estamos viviríamos en el exterior o hubiéramos sido fusilados. Por razones muy privadas yo no voy a visitar a los presos en Marcos Paz, pero desde aquí les digo “gracias”. A pesar de sus enormes errores y sacrilegios, “Muchas Gracias” y aspiro a que salgan cuanto antes.

TATA YOFRE.