jueves, febrero 13, 2014

LAS DICTADURAS SE APOYAN ENTRE SÍ.

El caos cobró mayor temperatura con la irrupción de los tupamaroTupamaros efectuando disparos al aire para intimidar a los manifestantes.

En política los iguales se atraen, contrariando la ley de la física. 
El gobierno de Kirchner salió a apoyar al colombiano Nicolás Maduro, fraudulentamente al frente del gobierno de Venezuela.
Y no es de sorprender cuando de colonialismo se trata. Venezuela hace rato fue secuestrada por un país imperial, que por pobre e insignificante, no es menos peligroso. Cuba.
Las colonias parasitadas carecen de la gimnasia imperial para someter a la ciudadanía. Cuba no exporta revolución, exporta control social. Exporta a cambio del petróleo de Venezuela y algunos préstamos que la Argentina le deparó y nunca fueron devueltos.
Cuba es un parásito voraz. Incapaz de conseguir su propio sustento vive de las remesas que los "gusanos" les envían a sus familiares secuestrados. Vive del petróleo que roba de un país secuestrado por un hombre sin patria, sin pasado, sin capacidad de decisión. Una cara.
No es de extrañar que el gobierno de Kirchner apoye el fraude y la violencia. 
Pero hay un punto de inflexión en el que la cantidad de muertos pesará demasiado a los que apuesten a la muerte como control social. No estamos en los sesentas. La ciudadanía venezolana dijo basta y ha demostrado, a diferencia de  su par cubana, que prefiere la muerte a la dominación extranjera.
Los políticos sabios saben cuál es el número de muertos que resulta inaceptable; cuál es el punto de inflexión. Ese es el problema de estar gobernado por locos.

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