Fue un privilegio haber conocido al Dr. Solari. No sólo haberlo tratrado, brevemente en mi caso, sino presenciar la inmensidad de su sacrificio por la Justicia y la Concordia. Luego de declarada la enfermedad que terminó llevándolo a la muerte, su visible desmejoramiento físico no mermó su fuego interior.
Deparó sus últimas fuerzas al alegato de la causa ESMA como testamento de su lucidez jurídica y política. SU VALOR! Su inmenso valor que lo llevo a enfrentar cada enemigo, cada adversario y a decirles en la cara a los jueces prevaricadores lo que eran, con una voz firme y potente que no parecía salir de ese cuerpo que ya empezaba a dejar este mundo. Se inmoló como nuestros pilotos de Malvinas, no se me ocurre una imagen más cercana. Por una causa perdida se inmoló para dar testimonio de su profunda fe en la Justicia. Cómo bajar los brazos luego de semejante ejemplo? Jamás podríamos abandonar la lucha después de haber conocido a Alfredo Solari.
Andrea Palomas Alarcón.
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